Cuantos recuerdos perdidos
Evocados en poemas tardíos
Cuantos sentimientos marchitos
Adornan la lápida de lo que fuimos
Hoy la bestia acecha en la pira del fénix.
La desgracia se oculta tras mis lívidos ojos
Desorbitados de alcohol y dolor.
Mi razón me ha abandonado.
Dios ha hecho otro tanto.
Aguantaré la interminable noche
Hasta que amanezca tu perdón
Para quizá volver a encontrarnos
Como amantes en otra dimensión
En un ignoto tiempo y espacio.
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