Cada vez que en tormentoso trance
Nuestros enfurecidos egos se enfrentan
Mil centellas desgarran el empíreo
Y nuestra cólera hace crujir el éter
En los oscuros limbos abisales
Sumergidos volcanes se despiertan
Escupiendo nitrógeno y azufre
El suelo se estremece y el agua hierve
Como si Poseidón, en su más terrible ira
El mundo entero hiciera perecer
Y bajo el cielo increpante
Negras tempestades de rabia
Sin clemencia azotan la indefensa superficie
Tú y yo, avatares profanos
Absortos en nuestra lucha
Arrasando sin piedad
Enteros imperios de esplendor
Tan grandiosos para el hombre
Pero tan insignificantes
Ante los ciegos ojos de los dioses
No comments:
Post a Comment