Está lloviendo afuera.
En el firmamento sucio, con sólo
mirar,
Pude ver escrita nuestra
historia.
Y no había nada.
En el pútrido fango me hundí por
completo
Y el rumor de las gotas arrulló
mi agonía.
Todo este tiempo.
No hay luz en el austro, sin ti.
Mis arcángeles, luctuosos, tu
ausencia
Lloran, sin lágrimas.
Trémulo, el demonio ha venido por
ti.
Para traerte aquí conmigo. Bajo
la tierra.
No pudo hallarte.
La nieve está roja. Frío, el sol
alumbra.
Las trepidantes voces del viento
lacónico.
Negra es mi sangre.
Desde la morada que nadie quiere
habitar,
Con ojos blancos y mi pecho vacío
Puedo escuchar.
Que sigue lloviendo afuera.
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