Saturday, 30 March 2013

CREPÚSCULO A MANERA DE ÓBITO







Con el ocaso llega la hora oscura,
Surgen las sombras de la vida.
Muero con el día,
Cuyo virgen lienzo se tiñe
Con intensas manchas rojas;
Flamígeros tonos que, poco a poco,
Se esparcen, llenándolo todo,
Al tiempo que mi sangre se derrama
Y fluye por las cuencas del alivio.
Punzante dolor oprime mi pecho
Mientras la náusea crece.
Y me regocijo
En la negrura que se cierne sobre mí
Extinguiendo el fuego de mi atardecer,
Sofocando el último hálito de música.
Y el delirio me domina,
Embotando mi precaria percepción,
Y el sufrimiento se hace uno con el goce. 
Y aunque la esperanza abandone mi lado
No hay ya cabida en mi ser para el agobio.
Toco el horizonte acerado,
Que corta el día como siega la vida.
Con mil destellos blancos me saluda,
Presentando a mi abrumada mente
El espectáculo lascivo y majestuoso
De la autoinmolación que calma la pena.
Y se hunde en su frío silencio
Sin escuchar el clamor del arrepentimiento,
Pues una vez que mi sol se oculte
Ya no lo veré de nuevo.
Y es entonces,
En estos lentos pero fugaces instantes
En que lo cotidiano se torna dramático;
Cuando el llanto anega los ojos
Y la culpa cobra vida;
Cuando las emociones se mezclan
Y la pasión turba la razón;
Cuando todo se vuelve nada
Y un grito es ahogado;
Es entonces cuando me lamento
De no poder morir mil veces.


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